- Raciones: 5 Persona(s)
- Tiempo de Preparación: 20
- Tiempo de Cocinado: 60
- Calorías: 340
- Dificultad:
Fácil
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Hoy os traigo una receta de uno de los postres más famosos en nuestro país, en su variante tradicional: arroz con leche receta de la abuela.
Antes de nada, debo aclarar que existen muchas versiones de la receta de arroz con leche, dependiendo de la región, o incluso el país.
La receta tradicional que hoy os traigo es una fusión de generaciones, un legado que ha pasado de abuelas a madres y de madres a hijos, y que incorpora esos toques especiales que convierten un simple postre en una obra maestra de la repostería.
Esta versión se inclina más hacia la tradición española, pero como veréis, es bastante versátil y permite ciertas licencias para ajustarse a vuestros gustos personales.
El placer de la buena mesa tiene como colofón de manera irrenunciable alguna dulcería que consigue alegrar el espíritu, dejándonos un sabor de boca que en muchas ocasiones determina el éxito o fracaso de una comida.
Los postres tiene una idiosincrasia ligada a la memoria gustativa, motivo por el que los grandes clásicos siguen causando furor. Podría enumerar docenas de ellas, pero desde luego, toda lista estaría incompleta sin el tradicional arroz con leche.
Los menús del día a menudo culminan con un flan de huevo casero, unas natillas de la abuela o, en su defecto, el delicioso postre que hoy vamos a preparar, un arroz con leche de elaboración propia, excusa que motiva a muchos a acercarse a estos bares y tabernas.
Caeríamos en un error de bulto si consideráramos el arroz con leche una preparación vulgar alrededor de la cual no se podría organizar un simposio.
Los asturianos son duchos en los fogones, y especialmente cuando se trata del sutil y refinado arte del manejo de los lácteos.
Para ponernos en precedentes, habría que situar primero la llegada del arroz, que no se produjo hasta el siglo X de mano de los musulmanes. Siguiendo la pista de este atemporal postre, nos cercioramos de que el catalán Ruperto de Nola, en su obra Libro de guisados publicado en 1520, ya menciona platos a base de leche, azúcar y harina de arroz.
Nola bautizó esta delicatessen parecida a las natillas como manjar imperial, una aproximación muy parecida a la actual receta.
Un poco más tarde, en 1607, el cocinero del Colegio Mayor de Oviedo de la Universidad de Salamanca, sorprendería con la primera fórmula fiel a la versión actual.
Dedica todo un apartado a los platos de vigilia donde incluye, y cito textualmente: «de como se hace de hazer arroz con leche». Aquí se recrea en las proporciones y el método, detallando al milímetro todos los pasos a seguir. Tan solo encontramos una diferencia notable, y es que sustituye parte de la leche por agua.
Este legado no solo quedó circunscrito a España, sino que puede encontrarse también en países como México, evidenciando una extraordinaria y provechosa mezcla de culturas.
Allí el arroz con leche despierta tantas pasiones como aquí, con la salvedad de que la mitad de la leche de vaca es cambiada por la abundante y rica leche de coco.
Curiosidades aparte, en lo que concierne a la receta, necesitaremos de un arroz de grano corto que, como en el risotto, sea rico en almidón.
Vamos a ver paso a paso cómo hacer un arroz con leche de la abuela.
Ingredientes
Instrucciones
- La elaboración no podría ser más sencilla, no obstante, te animo a que prestes suma atención a los pasos, ejecutando cada uno de ellos con decidida precisión. Tal vez sorprende la decisión de incluir un poco de nata, y esto parte de la premisa de que emplearemos una leche de vaca. Si tuviéramos la opción de adquirir leche de cabra u oveja, reemplazaríamos el total de leche y nata.
- Todo buen arroz con leche que se precie arranca con la infusión de una serie de aromáticos en la leche, un medio con alto porcentaje de grasa, que se encargará de encapsular la fragancia y sabor del limón y la canela. Colocaremos un cazo con un litro de leche junto a la nata, amén de la canela y la cáscara de limón que habremos extraído con sumo cuidado sin arrebatar el albedo.
- Llevaremos el cazo a fuego medio, y sin perderlo de vista por un momento, lo mantendremos hasta que arranque a hervir. El hecho de mantenernos expectantes es para evitar que la leche rebose y acabe desbordándose, con el consecuente estropicio. Después del primer hervor, apartaremos del fuego, y sin demora, cubriremos la boca del cazo con papel film transparente.
- Al encapsular la leche, el plástico se abombará, señal que nos indicará que los compuestos volátiles permanecerán incorruptibles en la grasa de la leche. Transcurridos unos 30 minutos, la leche se habrá entibiado lo suficiente como para colarla y deshacernos de la canela y el limón. Con la ayuda de un chino o colador, filtraremos la leche que caerá en el interior de otro cazo.
- Nuevamente, la conduciremos al fuego, seleccionando temperatura media en los mandos. Espolvorearemos el arroz en forma de lluvia, y cuando rompa a borbotones, bajaremos el fuego al mínimo. Al mismo tiempo, mantendremos templado el medio litro de leche que habíamos reservado, pues no servirá más adelante para mojar el arroz en caso de que sea necesario.
- Lo fundamental es ser muy insistente con el removido del arroz, empleando una cuchara de madera por su parte trasera, realizando un movimiento circular, lento y continuo. Así impediremos en cierto modo que el grano se rompa. Dependiendo del arroz, el proceso puede demorarse sobre los 40 minutos, aproximadamente el doble de tiempo que nos llevaría si lo cociéramos en agua.
- En la medida que se vaya quedando seco, verteremos un poco de la leche que tenemos templada. Seguiremos removiendo unos 10 minutos más para que la absorba toda, observando que el grano ha comenzado a abrirse ligeramente. Obtenida la textura deseada, incorporaremos el azúcar, removiendo unos 5 o 7 minutos más, procurando que no se caramelice y pegue en el fondo.
- Con el arroz perfectamente cocido, y ya fuera del fuego, agregaremos la nuez de mantequilla, integrándola con un movimiento de cuchara. Dejaremos que se atempere, y una vez alcance la temperatura ideal para refrigerarla, la traspasaremos a tacitas o cuencos individuales. Filmaremos al ras para evitar que aparezca ese velo reseco en la superficie, y refrigeraremos por 2 horas.
- Como sugerencia de presentación, te propongo espolvorear un poco de canela en polvo por encima, o aún mejor; esparcir una fina capa de azúcar para, posteriormente, valiéndonos de un soplete, caramelizar la superficie creando una costra que promete un juego de texturas increíble.
- ¡Qué aproveche! Y si te gustan los postres más tradicionales, no te pierdas el bizcocho de yogur receta de la abuela ¡Te encantará!
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