- Raciones: 25 Persona(s)
- Tiempo de Preparación: 15
- Tiempo de Cocinado: 20
- Calorías: 180
- Dificultad:
Fácil
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Resulta insólito pensar que, una de las regiones españolas más espléndidas en lo que a gastronomía se refiere, ha caído relegada al ostracismo. Cierto es que los jamones y quesos extremeños, así como otros productos con denominación de origen, tales como el pimentón, gozan de una popularidad envidiable, sin embargo, sus platillos parecen no haber trasgredido sus yermas tierras. En Las Recetas de la Abuela realizamos también una labor de rescate de la tradición.
Sus orígenes se pierden en la memoria de aquellos que han logrado mantener viva la receta gracias al legado de sus mayores, pasándola de padres a hijos. Probablemente, y atendiendo a su simple pero, eficaz composición, donde destaca la manteca, al anís y la harina, se cocinaron por primera vez entre los muros de un convento. Las perrunillas extremeñas reciben su curioso de nombre de unas tortas antiquísimas que servían como sustento a los pastores trashumantes.
No solamente pertenecen por derecho propio al erario gastronómico de Extremadura, sino que se extiende por otras zonas colindantes, como Salamanca y Andalucía, por lo que podemos presuponer que se han alumbrado diferentes versiones, a cuál más deliciosa. Las tradicionales perrunillas extremeñas se rematan con un gorro resultado de la mezcla de clara montada y azúcar, mientras que las andaluzas, lejos de complicarse, optan simplemente por el azúcar.
A algunos les sorprenderá saber que en Extremadura, además de las mencionadas, se han vuelto populares unas que incluyen pimentón de La Vera, poseyendo así un toque ahumado. Atesoran la virtud de la sencillez, convirtiéndose en un bocado dulce capaz de acompañar desayunos y meriendas por igual, e incluso, como placer furtivo para picar entre horas. Con un puñado de ingredientes de calidad, conseguiremos dar forma a una pasta de exquisito y delicado sabor.
Ingredientes
Instrucciones
- Dado que se preparan en un santiamén, comenzaremos precalentando el horno a 180º, con calor arriba y abajo, sin función de aire. Separaremos las claras de las yemas de dos huevos, reservando las claras en un bol aparte. Añadiremos la manteca a un bol junto al azúcar, el anís y la ralladura.
- Batiremos enérgicamente con unas varillas manuales, incorporando enseguida los dos huevos enteros restantes más las dos yemas. Cuando hayamos obtenido una masa homogénea, incorporaremos la harina tamizada, seguida de la levadura, momento en el que ya podremos empezar a manipular la masa con las manos. Trabajaremos insistentemente la masa en una mesa.
- Al tratarse de una masa ligeramente húmeda, puede ser conveniente enharina un poco la mesa, pero no demasiado, ya que no nos interesa que cargue excesiva harina. Seguiremos amasando hasta que se vuelva maleable, no muy pegajosa. Entretanto, separaremos dos cucharadas de las claras que habíamos reservado anteriormente, batiéndolas un poco con un simple tenedor.
- Montaremos las claras restantes a punto de nieve firme, valiéndonos, a ser posible, de unas varillas eléctricas o, en su defecto, unas manuales. La técnica es sencilla, teniendo tan solo que batir con brío durante varios minutos, insuflando aire a la mezcla, con grandes movimientos envolventes. A continuación, porcionaremos la masa, formando bolitas de aproximadamente 40 gramos de peso.
- Las distribuiremos de manera uniforme sobre una bandeja de horno provista de un papel sulfurizado o silpat, aplastándolas sutilmente en el centro con el dedo, dejando ver un hoyuelo. Dejaremos una separación notable entre ellas, pues más tarde, al cocerse, aumentan de volumen. Con la clara batida y un pincel, las cubriremos con una fina película para conferirles brillo.
- Asimismo, con una cucharita pequeña, tomaremos una pequeña cantidad de las claras montadas, colocándolo justo en el centro de la galleta donde habíamos hecho la hendidura. Repetiremos el proceso con el resto de galletas, terminando con un poco de azúcar espolvoreado con las manos por encima. Así las perrunillas lucirán un simpático moño, aunque siempre puede aplastarse.
- Introduciremos la bandeja en el horno a media altura durante 15 o 20 minutos, atendiendo a diferentes variables como la temperatura exacta, el desempeño de nuestro horno o la precisión a la hora de pesar la masa de las perrunillas. Una vez doradas, las sacaremos y atemperaremos sobre una rejilla, guardándolas más tarde en un tarro hermético para mejor conservación.
- ¡Qué aproveche!
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