- Raciones: 6 Persona(s)
- Tiempo de Preparación: 40
- Tiempo de Cocinado: 15
- CalorÃas: 220
- Dificultad:
Fácil
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La historia de la gastronomÃa nos ha dejado alguna de las anécdotas más extravagantes e inverosÃmiles del mundo empresarial, deleitándonos con relatos dignos de novelizarse. Las más bajas pasiones del ser humano quedan al descubierto, desde envidias inconfesables, hasta traiciones que abochornarÃan al mismÃsimo Judas. Las galletas rellenas de chocolate o cookies, son un ejemplo de como las compañÃas son capaces de comprar ideas geniales por muy poco.
Tenemos que viajar hasta Massachusetts, a mediados de los años 30, a un pequeño restaurante familiar regentado por una afable señora llamada Ruth Graves Wakefield. En una mañana de ajetreado trabajo se quedó sin cacao para sus galletas, echando en sustitución pequeños trozos de una tableta de chocolate. De este error, surgió un concepto de galleta que perdurarÃa hasta nuestros dÃas, una masa crujiente y dorada salpicada por multitud de pepitas de chocolate.
La nueva y creciente demanda galletas motivó la curiosidad de un comercial de Nestlé, que picó su puerta interesado por la fórmula de tan exitoso bocado. Tras una breve negociación, convino comprarle los derechos por tan solo 1 $, sin que ello impidiera a Wakefield seguir comercializando sus galletas. A este acuerdo, se sumó la condición de que Nestlé surtiera al restaurante de manera totalmente gratuita e indefinida de chocolate, cerrando un trato ventajoso para ambas partes.
Tal vez a priori pudiera parecer que Nestlé salió ganando, pero ante la imposibilidad de pleitear con un gigante, la opción más sensata es siempre llegar a una conciliación. Evidentemente, Nestlé ha acumulado pingues beneficios gracias a Wakefield, mientras ella explotó su negocio hasta los años 70, aumentando sus márgenes de beneficio debido al suministro infinito de chocolate. Presentamos una versión, no actualizada, sino diferente, con un juego de texturas irresistible.
Ingredientes
Instrucciones
- En un bol añadiremos la mantequilla frÃa cortada en cubos pequeños, seguida del azúcar. Batiremos con unas varillas hasta conseguir una mezcla homogénea, aunque no es necesario que quede perfectamente lisa en este paso. Incorporaremos el huevo y batiremos nuevamente.
- Integraremos el huevo y agregaremos la harina de golpe, además del impulsor y la sal. Amasaremos primeramente con la varilla y más tarde con las manos, consiguiendo una masa homogénea de textura más o menos firme. Incluiremos en el último momento las pepitas.
- Una vez logremos una distribución uniforme de la misma, bolearemos la masa, filmándola y guardándola en el frigorÃfico al menos 1 hora, lo que facilitará su manipulación más tarde. Transcurrido el tiempo, dividiremos la masa en aproximadamente 6 piezas de 125 g cada una.
- Estiraremos las galletas simplemente ejerciendo una leve presión con la palma de la mano. Previamente, con la ayuda de una cucharilla, realizaremos 6 quenelles de Nutella muy pequeñas, colocándolas a continuación sobre papel sulfurizado y congelándolas durante unas 2 horas.
- AsÃ, cuando vayamos a introducirlas en la masa de las galleras, el proceso será mucho menos engorroso. Con las galletas ya formadas, tan solo nos queda llevar a cabo un pequeño agujero en su interior de un tamaño ligeramente superior al de las quenelles, enterrándolas en él.
- Con sumo cuidado, cerraremos la masa de la galleta para que la Nutella permanezca asilada en el interior. Bolearemos otra vez las galletas, aplanándolas con la mano y dándoles, ahora sÃ, su forma definitiva. Repetiremos el proceso con el resto de galletas, decorándolas por encima con pepitas.
- Dispondremos las galletas sobre una bandeja forrada con papel sulfurizado, filmándolas y refrigerándolas 12 horas antes de la cocción. Pasadas las 12 horas, precalentaremos el horno a 180º con calor arriba y abajo, sin función ventilador. Sacaremos las galletas antes de hornearlas.
- Acomodaremos las galletas sobre una bandeja universal de horno provista de un silpat o papel sulfurizado, introduciéndolas a media altura durante unos 15 minutos. Posiblemente, durante el proceso de horneada, tiendan a perder su caracterÃstica forma, no obstante, tiene solución.
- Mientras permanezcan calientes, serán lo suficientemente maleables como para devolverles su forma original empleando un molde. Inmediatamente después de hornearlas, las colocaremos encima de una rejilla para que se atemperen, permitiendo que se enfrÃen por completo.
- Podemos almacenarlas en un tarro cerrado herméticamente hasta 72 horas antes de que las grasas comiencen a enranciarse y la textura se torne correosa. Ten por seguro que no durarán lo suficiente como para que eso ocurra. Adicionalmente, sumaremos unas nueces a la masa.
- ¡Qué aproveche!
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