- Raciones: 8 Persona(s)
- Tiempo de Preparación: 30
- Tiempo de Cocinado: 15
- Calorías: 380
- Dificultad:
Fácil
Ver en Instagram
En ocasiones surge cierta confusión acerca del concepto de bienmesabe, siendo necesario precisar si se trata, como este caso, del dulce tradicional malagueño de Antequera o del cazón en adobo gaditano. Resulta sencillo averiguar el germen del bienmesabe antequerano simplemente atendiendo a su composición, revelando ingredientes propios de la cultura árabe. A pesar de lo evidente de sus orígenes andalusís, fueron los conventos y monasterios el epicentro de la creación.
De entre todos los cenobios volcados en la elaboración del bienmesabe antequerano, cabe destacar la importancia del Convento de Clausura de Belén de las Monjas Clarisas, levantado, como no, en Antequera. Allí, en sus cocinas, se lleva cocinando a fuego lento este dulce popular desde el año 1635, convirtiéndose por méritos propios en el punto de venta de referencia. Pese a que habitualmente suele presentarse como postre, también tiene cabida en las meriendas.
Sus ingredientes, humildes por definición, concluyen en equilibrada y perfecta armonía, dando lugar a un bocado de consistencia variable, que puede ir desde una crema espesa hasta un pastel. Las yemas de huevo, tan utilizadas en los dulces conventuales, se suman al almíbar de cidra y las almendras molidas, incluyendo adicionalmente canela, vino de jerez o dulce y ralladura de limón. La presencia del bienmesabe antequerano en la mesa delata el ambiente festivo del momento.
A veces apetece un dulce contundente, sin florituras, que no trata de ocultar su simpleza, donde reside precisamente su encanto. Como suele ser habitual en estas recetas antiquísimas, existen multitud de versiones para agraciar todos los paladares, presentando en este caso una de las más clásicas. Bastan un puñado de ingredientes de uso cotidiano para dar forma a uno de los postres más ricos que podemos encontrar en todo el país. ¡Prepárate para disfrutar como un niño!
Ingredientes
Instrucciones
- Comenzaremos tostando la almendra pelada en una sartén antiadherente a fuego medio, si acaso con una ligera pátina de aceite de oliva virgen extra untado en el fondo con una servilleta. La almendra, como cualquier fruto seco, tiene un alto porcentaje de materia grasa, por lo que no se hace imprescindible añadir aceite o mantequilla. Remueve mientras vigilas que no se quemen.
- Menéalas constantemente para que el dorado sea completamente uniforme, sacándolas instantes antes de obtener el punto deseado, pues cuando las apartemos se seguirán cocinando unos instantes debido a su capacidad para almacenar calor. Entretanto, agarraremos los bizcochos de soletilla y cubriremos el fondo de un molde o fuente refractaria, creando una capa sin huecos.
- Los bizcochos de soletilla son fáciles de encontrar en cualquier supermercado, no obstante, si te encuentras inspirado y con ganas de faena, siempre puedes elaborar tu un bizcocho ligero. Que sea ligero es requisito imprescindible, ya que más adelante prepararemos un almíbar con el que emborrachar el bizcocho. En un cazo pequeño mezclaremos el agua y el azúcar.
- Lo colocaremos a fuego mínimo, dejándolo 3 o 4 minutos mientras el azúcar se disuelve sin necesidad de remover, formando un almíbar ligero. Cubriremos los bizcochos con la mitad del almíbar, reservando la otra mitad. Seguidamente, con una espátula de repostería, extenderemos una capa muy fina de cabello de ángel sobre los bizcochos, esparciéndolo homogéneamente.
- Aparte, en otro cazo, dispondremos el almíbar sobrante, las almendras que tostamos al principio molidas, que no reducidas a polvo, para lo que podemos utilizar un procesador de alimentos o mejor aún, un mortero. Además, agregaremos los huevos, formando así una pasta que calentaremos a fuego lento. Tras unos minutos, notaremos como se espesa.
- En ese momento, la retiraremos del fuego y volcaremos el resultado encima del cabello de ángel, espolvoreando finalmente una generosa capa de canela molida y azúcar glas para decorar. Frecuentemente, se suelen alternar diferentes capas para darle al bizcocho más altura, así como se preparan raciones individuales que visten el postre para una cena o comida inolvidable.
- Como consejo, te recomiendo ser especialmente cuidados tanto en la sección de la almendra, que preferiblemente será marcona, como en su tostado, dado que de ella depende la calidad final del producto. Alternativamente, podemos tostar la almendra en el horno dispersa sin amontonar encima de una bandeja de horno universal provista de un papel sulfurizado o silpat.
- ¡Qué aproveche!
Otras recetas que te pueden gustar
Comentar esta receta