- Raciones: 4 Persona(s)
- Tiempo de Preparación: 20
- Tiempo de Cocinado: 60
- Calorías: 110
- Dificultad:
Fácil
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Hoy os traigo una deliciosa receta de flan de huevo al baño maría que hará que os chupéis los dedos. Pero antes, como siempre, permitidme contaros un poco más sobre este famosísimo postre.
La textura juega un papel fundamental en la cocina. Al sentarnos en la mesa, de un simple vistazo, podemos intuir la consistencia de un alimento, además de influir notablemente en las percepciones gustativas.
Pese a que en la actualidad se han desarrollado técnicas más precisas, que se valen muchas veces de texturizantes producidos por alta tecnología en la industria alimentaria, esta devoción por la textura siempre estuvo ahí.
Tal es el caso del flan de huevo, un dulce sencillo, de consumo masivo en nuestro país, y que tiene un atractivo directamente proporcional a su textura gelatinosa y cremosa. Es por esto, que tras su anodina apariencia, se esconde un postre perfecto.
El ya mencionado en alguna ocasión Marco Gavio Apicio, un gastrónomo que vivió en el siglo I en la Antigua Roma, fue uno de los primeros precursores del flan de huevo.
Mucho antes de la época cristiana existía algo muy similar al flan, denominado tyropatina, aunque no es hasta la llegada de Gavio Apicio que tenemos constancia precisa de su elaboración. En el texto se recogen las siguientes instrucciones: una mezcla de huevos, leche y miel cocido a fuego bajo en un recipiente de barro.
Durante la Edad Media, el flan, o mejor dicho, flado, que era como se conocía por aquel entonces, comenzó a estar muy presente en la mesa de los nobles, clérigos y familias acaudaladas, pues los huevos eran un bien tan preciado como escaso.
Conviene aclarar, que pese a que ha trascendido sobre todo su versión dulce, no era raro encontrar interpretaciones saladas, sirviendo como acompañamiento o guarnición. Su preparación estaba muy ligada a la época de Cuaresma, en la que se podía comer carne.
Cómo hacer un flan de huevo casero al horno baño maría
Olvidémonos de los sobres de polvos Potax, Mandarín y demás sucedáneos, ya que hoy vamos a aprender a cocinar un flan de huevo casero, con todo el sabor arrollador de la yema, el dulce del caramelo y su inconfundible textura sedosa, la cual produce un baile en nuestro paladar.
Bastarán un puñado de ingredientes, eso sí, de extraordinaria calidad.
Te aconsejo que selecciones huevos camperos, sin escatimar tampoco en una buena leche entera, con un alto porcentaje de grasa que le otorgará cremosidad.
Ingredientes
Instrucciones
- En esta ocasión quiero resaltar el sutil y delicioso sabor del huevo, por lo que he prescindido de aromatizantes como la vainilla, que acaban eclipsando a nuestro protagonista. Insisto, en que lo ideal es optar por unos huevos ecológicos, de gallinas criadas en libertad con piensos naturales. Esto marcará sin duda la diferencia, fomentando al mismo tiempo el consumo de alimentos saludables.
- Comenzaremos con el caramelo. En una sartén antiadherente volcaremos 100 g. de azúcar blanquilla y 25 ml. de agua. La pondremos a fuego medio - bajo, y removeremos sin parar con una cuchara. Trascurridos unos minutos, lo salpicaremos con unas gotas de limón. Seguiremos removiendo hasta lograr un calor más ámbar que tostado, evitando a toda costa quemarlo.
- Dispondremos esta mezcla aún caliente en las flaneras, que pueden ser individuales. En nuestro caso, estas proporciones dan aproximadamente para 4 raciones estándar. Lo echaremos en el fondo e iremos girándolas para que toda la superficie interior de los moldes quede perfectamente recubierta, llegando a endurecerse en unos pocos segundos.
- Separaremos las claras de las yemas de los 4 huevos, pudiendo guardar las claras, por ejemplo, para una tortilla. Añadiremos las yemas a un bol junto a dos huevos completos, tras lo cual agregaremos también el azúcar y la leche. Batiremos con unas varillas eléctricas, blanqueando en la mezcla, o en su defecto, con una manual, hasta observar una superficie espumosa y pálida.
- Entretanto, llenaremos con agua una fuente refractaria de horno, que nos servirá para cocer los flanes al baño María. La introduciremos sobre una rejilla, a altura media, y con el termostato a 200 °C. Verteremos la mezcla en las flaneras, cuidando de que no rebose, en cuyo caso, el flan correría el riesgo de desbordarse. Sacaremos la fuente con el agua caliente e introduciremos los moldes.
- Evidentemente, el agua bajo ningún concepto debe tocar el flan en su interior, siendo conveniente que haya al menos la distancia de un dedo que no quede bañada. Taparemos con papel de aluminio para impedir que la base se reseque y tueste en exceso, y los mantendremos en el horno por un tiempo aproximado de 50 minutos, o hasta que estén perfectamente cocidos.
- Como si de un bizcocho se tratara, meteremos un palillo o la punta de un cuchillo y comprobaremos que, efectivamente, está cocido, algo de lo que tendremos certeza cuando estos salgan limpios. Dejaremos atemperar fuera de la nevera y desmoldaremos valiéndonos de una puntilla, separando el extremo de la base. Finalmente, los filmaremos con cuidado y mandaremos a la nevera por un tiempo no inferior a 2 horas.
- ¡Qué aproveche!
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