- Raciones: 4 Persona(s)
- Tiempo de Preparación: 20
- Tiempo de Cocinado: 35
- Calorías: 320
- Dificultad:
Fácil
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El pudin de coco o flan de coco es un postre de amplia tradición gabonesa, como resultado de la colonización francesa en la región a mediados del siglo XIX. Encuentra también su espacio en las Indias Occidentales, donde recibe el nombre de natillas de coco. Tenemos que viajar hasta la Francia medieval para desenterrar los primeros vestigios de la receta, distribuyéndose después por todas las viejas colonias. No obstante, su origen sigue siendo muy discutido por los gastrónomos.
Aparece mencionado por primera vez en negro sobre blanco en la Inglaterra de finales del siglo XII, bajo el apelativo de doucettys, cerrando el banquete real donde se coronó a Enrique IV. Bajo otras designaciones, encontramos también el pudin de coco en Portugal o China e, incluso, de manera paralela en Italia, conociéndose como crostata. En cuanto al protagonista del pudin, el coco, le avalan casi 4000 años de historia, constatándose su uso medicinal desde el año 1500.
La medicina ayurvédica destapó sus increíbles virtudes, aprovechándose para multitud de dolencias, desde un extracto de aceite ideal para hidratar la piel, los tejidos y las articulaciones, hasta el agua que alberga en su interior, manifestándose como un fantástico reconstituyente. Cubre un amplio espectro de problemas de salud, aunque actualmente su verdadero interés reside en el valor gastronómico, empleándose en multitud de elaboraciones, tanto dulces como saladas.
A menudo, y dado que es una fruta exótica proveniente de islas tropicales, el coco llega a nuestras manos demasiado seco, o sea, madurado, desaconsejándose su consumo. Los cocos jóvenes se mantienen en buenas condiciones no más de 2 o 3 días, por lo que se antoja complicado que podamos acceder en la península a esta delicatessen en óptimas condiciones. Por suerte, el coco se procesa, convirtiéndose en leche de coco o el coco rallado, que usaremos en esta receta.
Ingredientes
Instrucciones
- Comenzaremos, como con cualquier otro pudin o flan, preparando el caramelo, el cual puede sustituirse por caramelo líquido en bote, no obstante, por sencillez, sabor y economicidad, os animo a que probéis a cocinarlo en casa. En una sartén antiadherente echaremos el azúcar junto a las dos cucharadas de agua, colocándola a fuego medio, sin remover, para que no cristalice.
- Observaremos como paulatinamente empiezan a surgir pequeñas burbujas, tornándose el color blanco del azúcar en ámbar. Con una cuchara de madera, removeremos ligeramente, retirándole del fuego una vez todo el azúcar se haya disuelto. Fuera del fuego continuaremos removiendo hasta que adquiera un color miel, que no café. Añadiremos rápidamente las gotas de limón.
- Con esto conseguiremos, además de que no cristalice, conferirle un cierto brillo, haciéndolo más atractivo visualmente. Dejaremos que se temple apenas unos segundos, vertiendo el caramelo en la flanera donde coceremos el pudin. Voltearemos el molde para repartir el caramelo, tanto por el fondo como por las paredes, impregnándolo todo, atemperándolo para que endurezca.
- En un cazo pequeño dispondremos la leche de coco y la leche entera, pudiéndose sustituir por leche condensada, tomando así una consistencia y sabor más pronunciados. Seguidamente, agregaremos el coco rallado, reservando un poco para decorar al final. Colocaremos el cazo a fuego medio y lo calentaremos, no siendo necesario que rompa a hervir, tan solo templarlo.
- Entretanto, batiremos los huevos con brío hasta lograr espumarlos. Volcaremos el resto de ingredientes todavía templados, y removeremos vigorosamente hasta homogeneizar. Repartiremos la crema del pudin en el molde o los moldes, en función del formato deseado, procurando que no rebose, manteniendo un margen con respecto al borde de 1 cm.
- Llenaremos tres cuartas partes de una fuente refractaria con agua, pues el pudin, siguiendo los cánones, se cocerá al baño María. Al mismo tiempo, precalentaremos el horno a 170º. Sumergiremos el molde o los moldes en el baño María, vigilando, eso sí, que el agua no se cuele en el interior, tras lo cual, introduciremos la fuente a media altura sobre una rejilla.
- Si hemos optado por un molde grande, atendiendo a estas proporciones, lo coceremos al menos 35 minutos, mientras que si elegimos moldes pequeños, no debería demorarse más de 20 minutos. Posiblemente, sobre todo si lo hacemos en un único molde, la superficie adquirirá un color tostado, algo evitable si a media cocción decidimos tapar la abertura con papel albal.
- Al igual que procederíamos con un bizcocho, pincharemos el pudin en el centro con un palillo o cuchillo, cerciorándonos que sale limpio. Con el pudin ya cocido, tan solo nos queda retirarlo del horno y aguardar a que se atempere, desmoldándolo antes de meterlo en la nevera. Como sugerencia de presentación, te proponemos servirlo con un poco de coco rallado por encima.
- ¡Qué aproveche!
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