- Raciones: 12 Persona(s)
- Tiempo de Preparación: 22
- Tiempo de Cocinado: 40
- Calorías: 360
- Dificultad:
Fácil
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La tarta de limón con leche condensada puede parecer una extraña, pues supone una visión diferente de la clásica lemon pie, sin embargo, consigue enamorar en la misma medida a propios y extraños. Nada sería lo que es hoy si no fuera por la impronta de la repostería francesa, considerada a todas luces la más influyente, por supuesto, de Europa, y también una de las más relevantes a nivel mundial. Sofisticación, refinamiento y elegancia describan la repostería francesa.
Conceptualmente, siempre se ha entendido como una masa quebrada sobre la que se pone una crema de limón y merengue tostado, muy en la línea de la idiosincrasia francesa, demostrando una decidida afinidad por la mantequilla. Más tarde, el mundo anglosajón rescató la receta, adaptándola a sus gustos exorbitantes gustos; masa quebrada dulce y nata doble en la crema de limón. En Norteamérica es toda una institución, contando con presencia en infinidad de cafeterías.
Quizá la tarta de limón con leche condensada haya pasado siempre inadvertida, ya que resulta sencilla, sin alardes, como tampoco esconde complejas técnicas de repostería, no obstante, no desmerecedora de elogio. El limón actúa como un corrector del dulzor, equilibrando el sabor y haciéndolo mucho más atractivo, además de embriagarnos con su sutil perfume. Por su parte, la leche condensada, no es más que la leche de la vaca evaporada a la que se ha agregado azúcar.
Realizar en casa es tan sencillo como poner en un cazo 370 ml de leche entera junto a 100 g de azúcar blanquilla, mezclándolo y llevándolo a ebullición a fuego mínimo por 30 o 40 minutos. Transcurrido el tiempo, observaremos como ese color blanco de la leche se ha transformado en amarillento, espesándose y endulzándose. Aun así, podemos encontrarla fácilmente en cualquier supermercado, incluso con fórmulas que huyen del azúcar y añaden edulcorantes sin calorías.
Ingredientes
Instrucciones
- Tarta fría que, entre otras cosas, nos permitirá improvisar un postre de altos vuelos en un santiamén, sin ninguna dificultad agregada más allá de la simple mezcla de ingredientes. Comenzaremos con la base sobre la que se sustentará la tarta, una fina capa de galleta, en esta ocasión, Lotus, que aportará un toque acaramelado y crujiente al conjunto para nuestro deleite.
- Nos limitaremos a triturar las galletas en un procesador de alimentos o, en su defecto, a machacarlas en un mortero, incorporando poco a poco la mantequilla en pomada seguida de la ralladura de limón, hasta obtener una especie de tierra húmeda. Acomodaremos la galleta en el fondo de un molde circular desmontable, compactándola con una lengua o revés de una cuchara.
- Cubriremos con papel film al ras, guardándola en la nevera mientras preparamos la crema. Con una batidora de varillas o manual, batiremos la nata para montar, con el queso crema y la leche condensando, resultando en una mezcla ligeramente aireada. A continuación, sin dejar de batir, verteremos el zumo de limón poco a poco, lo que además de sabor contribuirá a darle estabilidad.
- Incorporaremos la crema al molde, alisando la superficie con una espátula de repostería, procurando que quede lo más nivelada posible. Filmaremos e introduciremos la tarta en el frigorífico, al menos durante 5 horas, preferiblemente de un día para otro. A la hora de servir, desmoldaremos y decoraremos al gusto, pudiendo rallar un poco de chocolate blanco por encima.
- Personalmente, creo que es la mejor versión posible de una tarta de limón sin horno, evocándonos irremediablemente a una tarta de queso sin horno, lo que se traduce en una textura cremosa. A lo mejor algunos disfrutan más con una textura tersa, para lo que podríamos utilizar 5 hojas de gelatina previamente hidratadas que se añadirían a la nata calentada en un cazo sin llegar a hervir.
- Como sugerencia de presentación, te propones servir un trozo acompañado de una hoja de menta, admitiendo combinaciones como el cacao en polvo, la vainilla o, si se quiere, el merengue, tratando de emular una lemon pie. Asimismo, las fresas o cualquier tipo de baya ayudarán a dar un toque distinguido a la tarta. Postre para disfrutar sin titubeos; tan exquisito como sencillo.
- ¡Qué aproveche!
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