Las fiestas populares tienen otro encanto si están regadas con zurracapote, a menudo nombrado cariñosamente como zurra, quizá en una clara alusión a su engañosa inocuidad. Básicamente, se trata de un vino tinto o clarete aderezado con limón y melocotón, amén de otras frutas a gusto del consumidor como las naranjas, sin olvidarnos del azúcar y la canela. Esta mezcla se deja macerar varios días, permitiendo que los sabores creen sinergias y ganen en intensidad.
Ocasionalmente, y con el objetivo de acelerar el proceso, se cuecen todos los ingredientes juntos en una marmita en vez de dejarlos macerar. A pesar de que no hay documento que atestigüe de forma fehaciente su origen, casi con total seguridad, nación en Calahorra, La Rioja. Para los que no estén familiarizados con el folclore y liturgia de las fiestas locales, es habitual que se formen peñas; un grupo de amigos que confraterniza en un local en las ferias y fiestas del pueblo.
La Peña Philips se atribuye la invención de esta bebida, no obstante, en un principio se originó como maridaje para la Semana Santa, extendiéndose luego a las fiestas patronales. Esta peña comienza su andadura en 1954, erigiéndose como poseedores de la receta original, preparando más de 2.000 litros, coincidiendo con las fiestas patronales que se celebran a finales de agosto. Todo el que quiera puede pasarse por su sede a degustar el auténtico y genuino zurracapote.
Tal es el fervor que despierta esta bebida entre los calagurritanos que se organiza un concurso donde elige la mejor zurra del año. Quizá resulte llamativo para los foráneos que visitan la localidad el día grande de las fiestas observar como los mozos pasean al hombro un porrón repleto de zurra, ofreciéndolo a todo el que se cruza en su camino. Esta gratitud y hospitalidad está muy arraigada en la región, recibiendo anualmente a más de 50.000 personas.
Como suele ocurrir con estas elaboraciones tradicionales que surgen espontáneamente del desbordante ingenio de los lugareños, existen tantas recetas como personas se atreven prepararlo y probarlo, aunque sí encontramos una fórmula canónica más o menos definida. La Academia Riojana de Gastronomía no ha querido pasar por alta la fama del zurracapote, por lo que recientemente publicó la que se considera la receta clásica, la cual mostramos a continuación.
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